Hola queridos miembros de Gryffindor:
En esta entrada les dejo los ganadores de la actividad del mes pasado de esta nuestra querida casa.
1r puesto:
natithaa Potter #43
Navidad una fiesta para todos...
Era navidad, un clima fantástico, la sala común muy colorida con un árbol navideño hermoso y la decoración de los alumnos con diferentes motivos, cada uno especial.
En la mañana debajo del árbol navideño de nuestra sala común de Gryffindor había regalos para los diferentes alumnos que se quedaron en la escuela y no volvieron a casa, allí se encontraba un par de regalos para natithaa.
Muy sorprendida por lo regalos que había recibido, comienzo a abrirlos, todos de diferentes tamaños y envolturas, pero uno era un tan especial, era una caja forrada de un papel muy extraño que cambiaba de color, me llamo la atención y decidí abrirlo, dentro del mismo se encontraba muchos chocolates y caramelos frutales de muchas variedades, junto con estos había una tarjeta que decía “feliz navidad y aunque no lo sepas yo te amo mucho y esto es para ti”.
Entonces me pregunte: ¿será una broma de algún alumno?, o ¿de verdad hay una persona que no conozco que me ama?, todas estas preguntas me siguieron durante mi camino al lago, necesitaba pensar y reflexionar sobre esto, ya que era raro que alguien se fijara en mi siendo una chica no muy linda.
Me senté en una roca que encontré en la orilla del lago, y como sabía que no obtendría respuesta a estas preguntas, comencé a leer un ejemplar de la revista corazón de bruja,
Fue en aquel momento que un chico de mediana estatura, ojos color café y el pelo muy desprolijo se acerco y me dijo:
-Hola natithaa. Como estas?
-Hola. Discúlpame te conozco?
-No claro que no, yo soy Peter, asisto a clases con tigo, soy tu compañero.
- Ah. No logro darme cuenta quien eres.
-No te preocupes, ahora ya me conoces. –se ríe-
-Claro que sí.
-Qué raro verte por aquí?
-Si de verdad es raro, no vengo muy seguido, solo vengo cuando necesito aclarar pensamientos o cuando quiero estar sola un rato. Me hace sentir bien este lugar. Es muy tranquilizador.
-Si es muy tranquilizador, yo vengo todos los días. Me agrada mucho este lugar. Es el segundo lugar que más me gusta de Hogwarts.
-Oh que bien.
-Te debe estar pasando algo, porque para que estés aquí?
-Si claro que me pasa, es todo raro, recibí un regalo muy lindo esta mañana, lo dejaron debajo del árbol de la sala común.
-Ah. Y si se puede saber. Que contenía?
-Contenía chocolates y caramelos de distintos sabores frutales...
-Ah, qué maravilla, y quien te la ha enviado?
-Eso es lo que no se. Creo que alguien que esta súper enamorado de mi, pero no lo sé.
A lo mejor sea una broma o tal vez no.
-Bueno no te preocupes ya lo sabrás. Todo tiene un tiempo.
-Sí, si claro.
-Bueno te dejo pensar tranquila, mucha suerte y que resuelvas ese pequeño problema que te tiene mal.
-Gracias. Te veo en el almuerzo?
-Claro. No hay problema.
-Chau. Suerte.
Pasaron las horas y llego la hora del almuerzo, Peter un chico que al principio no conocía se convirtió en una persona muy especial para mí, ya que me había quedado sola porque mis amigas se volvieron a sus casas.
Durante toda la tarde la he pasado con Peter, nos reímos y hemos jugado a muchísimas cosas, hablamos y nos contamos de nuestras familias.
Peter a las siete de la tarde se fue a su dormitorio a alistarse para cenar y yo hice lo mismo.
Sentía que por primera vez en la vida algo especial dentro mío, algo que me decía que mi vida había dado un giro, raro pero era algo, me bañe, me cambie y me puse la mejor ropa que tenía, no sabía porque, pero lo hice, estaba preciosa.
Al tiempo de bajar las escaleras me fui al gran salón, no estaba lleno como de costumbre ya que la mayoría de los alumnos se habían marchado a sus casas.
Me senté en un lugar cerca de la punta de la mesa, en ese momento llega Peter estaba bellísimo, vestía un jeans algo especial y una camiseta con un suéter, estaba lindo.
Cuando el llego me alago diciéndome:
-Natithaa que bella estas.
-Gracias Peter, vos también estas lindo.
Comenzamos a cenar, era todo muy lindo, charlamos de todo un poco y de a rato un alumno probaba un hechizo que le salía mal y todos nos reíamos.
Eran las doce y un minuto cuando volvíamos para la sala común cuando Peter me dice:
-Espera aquí un momento.
-Si espero.
Trae consigo un grupo de alumnos que estaban en el coro y que eran amigos de él y comienzan a cantar una canción hermosísima con una melodía que cada vez era más dulce.
Cuando esta termino y los chicos se fueron se lo agradecí a Peter.
Seguimos caminando y llegamos a la sala común, antes de separarnos cada uno a su dormitorio le dije a Peter que esperara un momento:
-Peter debo darte algo.
-Darme algo? Porque?
-Porque tú has sido muy bueno conmigo este último tiempo.
Le di el regalo.
-Gracias natithaa, es muy bello, nunca había tenido uno de estos.
Lo que le regale fue una esfera de agua que cuando la agitabas dentro de ella caía nieve y salía humo de la casa.
-Natithaa debo decirte algo importante.
-Si dime. –le respondí-
-El del regalo con los chocolates y caramelos de diferentes sabores frutales. Fui yo.
-Fuiste tú?
-Si natithaa, no sabía cómo decirte que te amo tanto, ya que déjame decirte que soy un poco tímido y tardo en decirlo de frente.
-Sos muy tierno y dulce Peter.
-De verdad piensas eso?
-Claro que sí.
Fue en ese momento que Peter se acerco a mí, me tomo en sus brazos y me dio el beso más lindo y sutil que jamás me habían dado.
Me puse colorada y le dije que aunque hacia poco tiempo que lo conocía, pareciera que lo conocía de antes.
-Natithaa te dejare que vayas a dormir tranquila y luego por la mañana lo hablaremos bien.
Durante toda la noche no pude dormir, no dejaba de pensar en ese hermoso beso y en lo bien que me sentía cuando estaba con él.
Todo parecía darme vueltas, ya que no sabía que le iba a decir por la mañana cuando nos sentáramos juntos a tomar el desayuno.
En la mañana fui al gran salón a desayunar, allí se encontraba el, tan lindo y con una sonrisa en su cara.
-Y como has dormido natithaa?
-Y? Pensé mucho en lo de anoche.
-Yo también y he llegado a la conclusión de que… No quiero que te sientas invadida, si tú no quieres nada con migo dímelo, no me lo hagas difícil.
-Pues déjame decirte que lo de anoche me gusto mucho y no me arrepiento de nada.
-De verdad?
-Si claro, que sí.
-Entonces aceptarías mi propuesta?
-Qué propuesta?
-Te querrías poner de novia con migo?
-Guau, que buena pregunta... Claro que si Peter...
Tú me hiciste muy feliz en este poco tiempo.
-OK natithaa. Sos una personita muy especial para mí, quiero que lo sepas.
-Tú también lo eres Peter.
Así termina esta historia, dulce y romántica. Parecerá cursi, pero me gustaría que no fuera una simple historia, que sea algo más, pero es lo que hay.
Espero que les guste y podamos ganar puntos para mi queridísima casa.
2ndo puesto:
Anna Potter #21
Era la víspera de la Navidad, casi había llegado la medianoche cuando algo me despertó. Miré en derredor buscando la causa de mi sobresalto, hasta que entendí que aquello solo había sido parte de mi sueño. El dormitorio estaba tan tranquilo y silencioso como de costumbre. A mi derecha, Hermione respiraba con lentitud y una patita atigrada de Crookshanks se asomaba a través de las cortinas de su cama adoselada; a mi izquierda, Parvati Patil murmuraba entre sueños.
Me levanté con sigilo y salí del dormitorio conteniendo el aliento. Bajé las escaleras hasta llegar al dormitorio de los chicos. Abrí la puerta apenas lo suficiente para echar un ojo. Los chicos dormían profundamente. Solo se escuchaban los ronquidos de Neville y los murmullos de Ron (“arañas, no, arañas, déjenme”). Incliné un poco la cabeza y visualicé un bulto a través de las cortinas de la cama de Harry, aunque no habría podido decir si él estaba dormido o despierto.
Cerré la puerta y seguí bajando hasta llegar a la sala común: vacía. No se movía ni se oía nada en absoluto, ni siquiera en la chimenea se escuchaba el habitual crepitar de las llamas.
Tomé asiento en mi butaca preferida y cerré los ojos. Sabía que no podría volver a dormir, pero también me quedaba claro que no podía permanecer allí toda la noche pues los elfos domésticos no tardarían en llegar con los obsequios de Navidad...
A decir verdad, no estaba segura de que fueran los elfos los que repartían los regalos, es decir, eso habíamos de suponer dado que eran ellos los que cada noche limpiaban la sala común, y cada mañana tendían nuestras camas, cocinaban para nosotros y fregaban los pisos del castillo.
Así pues, supusimos que eran ellos los que repartían los obsequios, pero ¿que pasaría si ese no fuera parte de su trabajo?
De pronto dieron las 12 y la puerta secreta detrás del retrato se abrió de par en par. Escuché a la señora gorda quejarse antes de esconderme detrás del sillón.
¾ ¿Pero que pasa con ustedes? –decía ella- cada año es lo mismo, se supone que son criaturas mágicas que no necesitan usar las puertas. No tengo este inconveniente con los elfos.
¾ Disculpe señora, es Navidad –decía otro cuya voz no reconocí- le hemos traído un obsequio
Después no hubo mas quejas de la señora gorda. Unos pies muy ligeros danzaban por la sala común y subían escaleras. Seguramente se trataba de los elfos repartiendo regalos... Pero, la señora gorda había declarado que con los elfos no tenía el menor problema, ¿qué significaba todo aquello?
Apenas se escuchaba con que agilidad se pasaban los regalos unos a otros hasta entregarlos a sus respectivos destinatarios, y era casi inaudible el sonido de sus pies al subir los escalones. Aquello no tenía sentido, si era verdad que los elfos son muy sigilosos al hacer su trabajo, tanto así que no todos los estudiantes sabían que en Hogwarts trabajaban muchos, pero eso era ridículo. Simplemente no me cabía en la cabeza que fueran tan organizados y silenciosos.
Así que, muriendo de curiosidad asomé la mitad de la cara por el sillón. Los escasos segundos que me atreví a mirar no fueron suficientes para detallar lo que vi, pero la escena que apareció ante mis ojos es más o menos esta:
Un par de elfos se situaban en la entrada, mientras otros tres o cuatro miraban con atención el trabajo de unas criaturitas que jamás en mis 14 años había visto. ¡¡Eran duendes!! Si bien había visto duendes antes, estos eran otra variedad de los mismos. Si has ido a Gringotts entenderás de lo que estoy hablando, estos no parecían ser duendes a los que puedas encontrar en el banco mágico. Eran más bien el tipo de duendes que ilustran las historias de los muggles.
Y aunque en aquél momento no lo sabía (pues me enteraría más tarde) aquellos eran duendecillos navideños, una variedad de duendes en la que pocos creen, algo así como los nargles de Luna o los Snorcacks de cuernos arrugados, de los que para aquella época aún no había oído hablar.
No podía creer que aquellas criaturas fueran reales. No acaba de asimilar la información cuando sentí la presencia de un elfo detrás de mi.
No había a donde correr ni donde ocultarse, estaba allí, agazapada en un rinconcito detrás de la butaca. A la izquierda estaba el elfo, a la derecha los duendecillos, y no había manera de correr a la butaca vecina sin ser descubierta. Así que me encogí lo más que pude sin saber que más hacer.
La arrugada cara del elfo apareció frente a mi. A señas le supliqué que no hablara pero fue demasiado tarde, por que ya había gritado con su voz chillona:
¾ Pero señorita, ¡¿qué está haciendo aquí despierta en plena madrugada?!
Y lo que vi a continuación fueron varios pares de ojos a mi alrededor
¾ ¿qué haces despierta? –dijo el duendecillo que había hablado con la señora gorda- ¿quién te envió?
¾ Algo me despertó –fue lo único que conseguí decir- nadie me envió
¾ Pero al parecer esa respuesta no lo convenció.
¾ pues ya eres la segunda persona de esta sala que nos descubre –aseguró
Mi impresión era tanta que no conseguí preguntar quién era la otra persona.
Si no he descrito a los duendecillos es por qué apenas tuve tiempo de verlos hasta ese momento. Eran pequeños y enjutos, con grandes y puntiagudas orejas. Tenían unos pies delgaditos y larguiruchos con zapatos puntiagudos. Eran bajitos y parecían enclenques y debiluchos.
¾ Si nadie te ha enviado ¿cómo sabías que vendríamos?
¾ No lo sabía –argumenté
¾ Y si no lo sabías, ¿cómo es que has venido hasta aquí a la mitad de la noche, en vísperas de Navidad y te has ocultado para esperar nuestra llegada?
¾ No la esperaba –me quejé
¾ ¡¡Dinos quien te envió!!-dijo otro duende con voz áspera
¾ No sabía de ustedes –objeté- Nadie me envió
¾ Vaya, ¿y qué creías? ¿Qué eran los elfos domésticos los que repartían los obsequios durante la Navidad?
¾ Si, supongo
Todos echaron a reír. Incluso los elfos reían a mandíbula batiente, a mi, en cambio, no me parecía gracioso, ni me parecía que la idea fuera tan descabellada, al fin y al cabo, los elfos trabajaban en Hogwarts.
Por fin conseguí preguntar ante las escandalosas risas:
¾ Eh, disculpen pero, exactamente ¿”que” son ustedes?
Todos me miraron de nuevo. Sabía que era una completa falta de respeto preguntar “que se es” a alguien (o algo) pero no me ocurría una mejor pregunta.
¾ Somos duendes –declaró el que parecía ser el jefe- duendecillos navideños para ser mas precisos
¾ Nos dedicamos a entregar obsequios –dijo otro
¾ A aquellos que magos y brujas que tienen quien les de obsequios –aclaró otro
¾ A ellos solo les repartimos los obsequios –apuntó un tercero
¾ Pero a los que no tienen nada ni nadie... –comenzó un cuarto
¾ Les damos obsequios que nosotros mismos creamos –puntualizó uno mas
Todo aquello me parecía difícil de creer. Los duendecillos habían comenzado a quejarse con respecto a todo el trabajo que tenían que realizar en Hogwarts.
¾ Como si no fuera suficiente repartir obsequios en cuatro casas distintas
¾ Ubicadas en lugares distintos
¾ Y encima están los profesores
¾ Todos en sus respectivos despachos
¾ Y este año se quedaron mas alumnos que de costumbre
¾ Y por si eso no fuera suficiente están los estudiantes extranjeros
¾ Unos junto al lago, otros en los jardines
¾ Como si fuera el único lugar que debemos visitar
Y era verdad. Aquel año, la mayoría de los estudiantes de cuarto en adelante se habían quedado en Hogwarts a pasar las festividades, cosa que jamás sucedía, y claro, estaban los alumnos de Beauxbatons y Durmstrang en el colegio.
Ya no puedo recordar como ocurrió, pero después de explicar el por qué había tantos alumnos esa Navidad, acompañé a los duendecillos a repartir los obsequios.
Entre lo que recuerdo está el sombrero de los Chudley Cannons que Harry le obsequió a Ron, cajas y cajas de dulces para los gemelos Weasley, un espejo tallado a mano para Fleur Delacour, capas, guantes, bufandas, y un sinfín de porquerías que después terminarían en la basura.
La noche fue larga, recuerdo haber colocado mis propios obsequios yo misma, y recuerdo haber visitado las otras tres salas comunes, recuerdo haber visto los obsequios de Cho Chang, Cedric Diggory, Draco Malfoy, Ernie Macmillan, e incluso los de McGonagall, Dumbledore y Snape.
Al regresar a la sala común de Gryffindor, pregunté:
¾ ¿Quién los descubrió antes de mi?
Intercambiaron miradas antes de que el duendecillo jefe me contestara:
¾ Fue hace ya muchas Navidades, no recuerdo exactamente cuál por que los duendecillos tenemos mala memoria para las fechas, estábamos en esta misma sala común cuando nos dimos cuanta de que éramos observados por alguien que no era un elfo.
>>Era un niño como de unos doce o trece años, no estoy seguro, tenía la nariz rota.
Su nombre era (o es, no estoy seguro de cuanto tiempo haya pasado) Albus.
¾ ¿Dumbledore? –exclamé- ¿Albus Dumbledore?
¾ Amm si, eso creo –fue su respuesta- ¡¿ese no es el nombre del director del colegio?!
¾ ¡¡¡Lo es!!! –dije yo con emoción
Y así pensando en ello, supuse que si Dumbledore sabía y creía en la existencia de aquellos seres, debían ser reales.
¾ Debemos irnos –anunció Dummers, el jefe de los duendecillos
¾ Hasta el próximo año –se despidió Dobby, el elfo doméstico
¾ Buena Suerte –les desee
Después de eso me arrastré hasta mi dormitorio, escuche que Dobby comentaba a otro elfo que Harry Potter le había permitido visitarlo y que le daría su obsequio de forma personal...
Lo siguiente que recuerdo es haber despertado (lo que me parecieron 5 minutos) más tarde y al abrir mis cortinas ver a todas las niñas del dormitorio abrir sus regalos con emoción. A mi derecha estaba Hermione, desenvolviendo un paquetito gris mientras alejaba a Crookshanks con el codo para impedir que el gato arañase la envoltura. A mi izquierda estaban Parvati Patil y Lavender Brown cuchicheando algo acerca de los obsequios que habían recibido. Frente a mi cama, había un montón de regalos, acomodados exactamente como recordaba haberlos puestos yo misma unas horas antes.
Ahora que me lo pensaba mejor, ¿lo recordaba?, todo lo ocurrido con los obsequios y los duendecillos navideños parecía algo muy lejano...
En el dormitorio de los chicos se escuchó un grito de Harry, debía haber descubierto los enormes ojos de Dobby frente a los suyos.
No estaba segura de que fuera verdad lo vivido (a decir verdad, aún no lo estoy) pues me resultaba tan lejano y vago el recuerdo que pudo haber sido un sueño.
Busqué entre mis obsequios. Ahí estaba, el pequeño paquete de color azul cielo que recordaba. El regalo que mas ansiaba abrir, el de Harry.
Lo tomé con una gran sonrisa, pensando que jamás debía contarle a nadie lo ocurrido durante la víspera de la Navidad, y que si lo contaba debía ser como te lo cuento: Un simple relato de Navidad.
Jamás supe si lo que pasó, ocurrió de verdad, pero me gustaría crees que así fue.
Aún sonriendo desenvolví mi regalo como todas las demás. Sin duda alguna, aquella Navidad de 1994 fue la mejor, no por el Baile de Navidad, ni por los estudiantes extranjeros que nos visitaban aquel año, ni siquiera por el torneo de los tres magos o Cedric Diggory...
Aquella fue la mejor de mis Navidades por ese bello sueño (o realidad) que viví la madrugada del 25 de Diciembre de 1994 en la escuela.
3r puesto:
Jennifer Evans #15
EL BESO
Jenny estaba sentada en la sala común charlando con Ginny, afuera estaba nevando ya que la navidad era mañana
- No se si tenga tiempo para decirle eso antes de que se valla a pasar la navidad con su familia – dijo algo preocupada Jen
- Vamos Jen, estoy segura que Thiago siente algo por ti además creo que esta navidad no se ira – la animo Ginny
Para Jen, Thiago era la persona más simpática del mundo, sus ojos eran verdes oscuro, su pelo lacio y rubio. Era alemán y venia de una escuela solo para chicos en Alemania. Pero como su padre casi siempre estaba viajando, por su trabajo como un gran empresario mago, decidieron mudarse. Thiago a muy poco tiempo de su llegada a Londres, recibió la carta de Hogwarts, ingreso en Gryffindor, y al igual que Jen, estaba en el 3er año.
Jen estaba muy pensativa, es que cada vez que veía a Thiago sentía algo muy fuerte dentro de ella, amor, pero no se animaba a decírselo.
- No sé, no me animo, además creo que gusta de Hermione. Ella vive hablando de él – dijo algo entristecida.
- ¡No! Él no la soporta. Cada vez que se le acerca él intenta alejarse! –dijo muy segura Ginny
- Eso espero. Bueno, vamos a la clase de Transformaciones que llegaremos tarde! – dijo Jen levantándose rápidamente.
- Si – respondió Ginny
Después de la clase…
Jen y Ginny fueron a cenar al gran salón.
Jen estaba algo distraída pero escucho algo que la preocupo
- Gracias, esa poción del amor me servirá con Thiago - decía esa voz
Jen tenía muy buen oído y por eso descubrió que la que hablaba era Hermione
- Se lo voy a dar en estos caramelos encantados de navidad, será esta noche, generalmente a las 22hs él esta despierto, ya le mande una carta diciéndole que a esa hora valla a la torre de Giffindor – dijo Hermione
- ¡¡Oh no!! Voy a tener que ir, no me lo perdonaría si le pasara algo a Thiago! – susurro Jen
- ¿¿Que?? ¿¿Que pasa Jen?? – Ginny no entendía nada
- Nada – mintió Jen
Y así se despidió y se levanto.
Jen estaba en la sala común de Gryffindor, no sabia que hacer, pero lo que si era seguro era que ella iba a ir a ese “encuentro” entre Hermione y Thiago.
El reloj marcaba las 21:50hs, Jen se encamino hacia la torre de Griffindor, con mucho cuidado, ya que en ese momento no se quería encontrar con algún profesor cuidando los pasillos. Tomo un pequeño atajo y se encontró en la torre de Gryffindor, se escondió atrás de una gárgola a esperar que sucedería.
A las 22hs en punto llego Hermione con un paquete muy bien envuelto, Jen supuso que esos eran los caramelos con la poción de amor…
Unos minutos más tarde, llego Thiago
- Hermione, mira no se para que me pediste que viniera para aquí, pero sea lo que sea no quisiera demorarme ya en cualquier momento puede aparecer un profesor – dijo Thiago
- Entiendo. Yo tampoco quiero que eso suceda, pero quería regalarte este presente, son unos caramelos de navidad – dijo con una sonrisita tonta Hermione
- ¿Muchas gracias Hermione, pero por que me lo das? – pregunto Thiago un poco desconcertado
- Solo es un pequeño presente, además se que te encantan – le respondió Hermione
- Bueno, muchas gracias – dijo Thiago desenvolviendo el paquete, y agarrando un caramelo para comerlo
- ¡No! – dijo saliendo de su escondite Jen
- ¿¿¿Que haces aquí??? – pregunto furiosa Hermione
- Thiago no los comas tienen la poción para el amor! – dijo Jen impidiendo que Thiago comiera el caramelo
Hermione estaba tan frustrada que agarro a Jen por el brazo y la empujo hacia las escaleras
- ¡¡Noo!! – grito Thiago
Jen cayó y cayó por las escaleras de la torre de Gryffindor.
Thiago bajo rápidamente pero no podía hacer nada, era demasiado tarde, Jen ahora estaba tirada en el suelo y tenia un profundo corte en la cabeza.
Thiago estaba tan desesperado que lo primero que le paso por la cabeza era ir corriendo a la enfermería y llamar a Madame Promfey, y así lo hizo.
- Madame Promfey, Jenny se cayó de las escaleras de la torre de Gryffindor – le dijo Thiago a Madame Promfey que estaba despierta en su despacho
- ¡Oh por dios! ¿Y que hacia esa niña ahí a estas horas? No importa, vamos rápido que puede ser grabe – dijo Madame Promfey
- ¡Si, rápido! – respondió nervioso Thiago
Cuando llegaron Madame Promfey hizo aparecer una camilla mágica y así la traslado hacia la enfermería.
- ¿Puede curarla verdad? – pregunto Thiago temiendo la respuesta
- ¡Por supuesto! No hay cosa alguna que yo no pueda curar – respondió ella tranquilizando a Thiago
Thiago se quedó toda la noche junto a Jen, Madame Promfey dijo que Jen necesitaría descansar bastante pero que pronto se recuperaría.
Al día siguiente…
Jen despertó y vio lo más lindo que podría haber visto en navidad: a Thiago al lado de ella agarrándole la mano y con una gran sonrisa
- ¿Thiago, estuviste toda la noche aquí? – preguntó
- Si – respondió
- Pero… - intento decir Jen
- Shh, no hables más – la interrumpió suavemente Thiago
Y diciendo eso, poso suavemente sus labios en los de Jen.
Para Jen esa fue la navidad mas linda de su vida, la navidad de su primer beso.
FIN
Bien debo decirles que solo ellas tres participaron asi que espero que en la próxima participen mas por que recuerden que tambien ganan puntos
atte:
Lily potter
52
jefa de casa